Como ya muchos sabrán, el fútbol europeo estuvo dominado en sus primeros años por el balompié practicado en el sector atlántico del continente. Uruguay, Argentina y Brasil fueron el puerto de llegada y, por ende, el centro de desarrollo sudamericano a nivel futbolístico. Sin embargo, la Copa América 1939 fue el escenario en el que todo cambió.
El torneo de finales de la década de los 30’ se disputó en suelo peruano, teniendo a Lima como el gran epicentro de la justa competitiva. Y, por primera vez en la historia, un equipo diferente a los tres mencionados consiguió elevar el trofeo en dirección al cielo. Aquí te contamos todo sobre la Perú de la Copa América 1939, una selección para el recuerdo.
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La Copa América 1939: la disputa de Lima
El torneo continental del año 39 tuvo un contexto bastante curioso. En la época, era común encontrar ediciones en las que los equipos participantes se subían y bajaban del torneo en un margen corto de semanas. Ya hemos repasado la historia de la Copa América 1925, donde solo jugaron tres seleccionados después de haberse dado de baja los dos restantes. Por eso, no es de extrañar que la Copa América 1939 tuviera también equipos ausentes. Sin embargo, no por ello bajó radicalmente el número de equipos participantes, pues Ecuador participó por primera vez.
En definitiva, el torneo se disputó con cinco seleccionados nacionales: Perú, Ecuador, Chile, Uruguay y Paraguay. Claramente, como se puede notar, dos seleccionados históricos del continente no participaron. Brasil y Argentina se ausentaron de la justa por un motivo que fue ampliamente criticado, aunque no al nivel que se podría esperar actualmente. Ambos seleccionados, según la prensa de la época, decidieron no participar por cuenta de la importancia que habían adquirido sus ligas nacionales. En este sentido, prefirieron resguardar su torneo y no detener la competencia ni debilitarla durante la Copa.
Entonces, con este panorama, la Copa América 1939 quedó con cinco equipos y un claro favorito. Uruguay era el equipo indicado y esperado para dominar la justa. Los Orientales ya habían ganado siete ediciones del torneo y venían de ser campeones en 1935. No obstante, el fútbol da sorpresa y la Bicolor supo darla.
Perú, campeón invicto de la Copa
No hay secretos ni expectativa por guardar. El título de la Copa América 1939 se lo llevó la Selección de Perú. La Bicolor, entonces, se convirtió en la primera selección del Pacífico en levantar la Copa y en la primera en romper la hegemonía de Uruguay, Argentina y Brasil. Incluso, se convirtió en la primera selección en levantar la Copa América con un DT que no era local.
El estratega de aquel combinado inca era el inglés Jack Greenwell, un entrenador con reconocido pasado por el Barcelona. De su mano, el combinado peruano venía de firmar dos excelentes presentaciones en Juegos Olímpicos y, por ende, llegaba confiado en su calidad para afrontar el torneo como local.
Tan confiado estaba que se elevó más alto que cualquiera de sus rivales y ganó todos sus partidos. Derrotó a todos sus rivales y solo recibió cuatro goles en contra. Fue la mejor defensa del torneo en solitario y el mejor ataque, con 13 y empatado con Uruguay. La Bicolor ganó la Copa en el último partido, superando de manera categórica a los Orientales por 2-1.
Las figuras de Perú: Fernández y Alcalde
No se puede hablar del triunfo continental de Perú sin mencionar a dos de sus mejores jugadores. Si bien jugadores como el portero Honores o Víctor Bielich fueron importante, el papel que jugaron Teodoro Fernández y Jorge Alcalde, jugador de River, fue impecable e inigualable. Compartiendo línea de ataque, aunque con roles muy dispares, ambos futbolistas dejaron en alto el nombre de su país.
El Lolo Fernández llegaba con un registro goleador comprobado. Venía de ser figura en los Olímpicos y estaba convirtiéndose en uno de los mejores jugadores en la historia de Universitario. Y, en la Copa América 1939, no desentonó: fue el máximo goleador con 7 anotaciones. Por su parte, Jorge Alcalde acudió con su hermano Teodoro al torneo. Allí, Jorge brilló con luz propia, siendo el segundo máximo goleador y la cabeza pensante del equipo. Su calibre, siendo el único jugador en jugar fuera de Perú en la convocatoria, lo catapultó.
