Hace unos meses, dentro de las hazañas conseguidas por varios atletas en el entorno olímpico de Tokio 2020(1), la delegación mexicana vio cómo unos muchachos sub 23 conseguían una de las pocas medallas para México en esa justa. Como siempre, los halagos e ilusiones envolvieron los nombres de aquellos futbolistas. Grandes cosas y futuros deslumbrantes se auguraron a su favor, pero seis meses después. el sueño europeo no se cumplió para casi ninguno de ellos.
¿Por qué el futbolista mexicano no va a Europa?
Esa es la pregunta del millón, la cual se repite con mucha constancia en los análisis sobre el fútbol mexicano. Ya hasta resulta absurdo decir que el futbolista azteca no emigra por falta de talento o porque no tiene disciplina. Incluso meterse a los asuntos de un pensamiento mediocre resulta absurdo, pues semestre a semestre salen los jóvenes nacionales a decir que el gran deseo y por lo que pelearán hasta el cansancio, será conseguir el sueño europeo.
Y parece ser, que el gran problema siguen siendo las directivas de los equipos de la Liga Mx.
Cifras altas para Europa y cifras bajas para México
No es novedad que México es la liga más poderosa (económicamente) de América Latina y que muchos de los jugadores de Sudamérica ven en México una oportunidad invaluable para recibir grandes salarios y una visibilidad que antes solo conseguían en sus naciones de origen.
Pero hoy eso ha causado que el entorno directivo en México pida cifras altísimas (o altas para lo que regularmente pagan en el cono sur) para que los futbolistas salgan. Y las palabras de Álvaro Dávila (directivo de Cruz Azul) reflejan el problema: “Se me hace un insulto las ofertas que han llegado. Un insulto para el mismo jugador, y él no lo toma así. Ellos sienten que no los merecemos en México y que son jugadores internacionales y llega una oferta que es risa. Yo no entiendo como ellos pretenden hacer una carrera con un club que ni siquiera los está valorando”.
Palabras emitidas para Fox Sports y refiriéndose al caso de Luis Romo.
Es decir, parece que la mayoría de equipos quieren montos similares a los que ofrecerían, por ejemplo, los equipos del norte. Millones de dólares que un equipo de Europa no dará. Históricamente es así… y así será por un largo rato.
Buscar Europa por propia cuenta
Por ello, los futbolistas nacionales (y creyendo que el ‘Pacto de Caballeros’ realmente desapareció) apuestan por terminar sus contratos, no renovar e irse por su cuenta y con sus medios, a buscarse un lugar en el viejo continente.
Aquí ya se dijeron los nombres de los grandes prospectos para emigrar al viejo continente. Y de hecho, tres de los más recientes casos que sí dieron el salto (José Juan Macías, Santiago Muñoz y Orbelín Pineda), no pertenecen a ese grupo que recién consiguió una medalla de bronce en los pasados Juegos Olímpicos. Solo Johan Vásquez rompió esa regla.
Si bien Muñoz (conflicto con directiva de Santos por querer irse a Europa) y Macías sí formaron parte del proceso rumbo a Tokio, al final fueron descartados por el cuerpo técnico de Jaime Lozano para el equipo final en Japón. Y Orbelín es un futbolista con un largo trayecto en México, que tuvo que esperar a terminar su contrato con Cruz Azul, para dar el gran paso rumbo a España, con el Celta de Vigo.
El negocio es primero, no podemos escapar de esa realidad, pero también el crecimiento de la liga necesita de proyectos donde sus jugadores puedan exponerse al más alto nivel. México es importante, pero no lo suficiente para impedir que el sueño europeo se cumpla en la mayoría de los buenos prospectos.