Más que talento: ¿Por qué Brasil es el “Netflix” de jugadores para el mundo? Un análisis de las claves de su éxito

Pensar en fútbol, en el buen fútbol, inevitablemente nos va a llevar a pensar en algún jugador brasileño que nos enamoró en épocas pasadas. Ya sea Ronaldinho, Ronaldo, Rivaldo Romario; Pelé y Zico para los de mayor edad; o Vinicius y Neymar para los más jóvenes, el futbolista nacido en las tropicales tierras de Brasil es un sinónimo del fútbol que le gusta a la gente.

El desparpajo, la voracidad, la intensidad y el absoluto sentido estético de sus movimientos es característico de una serie de jugadores que, sin importante el nivel en el que jueguen, representan una cultura nacional. El fútbol brasileño es así y su gente, también. Por ello, no es de extrañar que el talento del país sea uno de los más codiciados y extendidos a lo largo de un globo que ama el Deporte Rey. En cualquier liga del planeta, en cualquier rincón, parece haber un brasileño jugando y, de hecho, siendo uno de los más destacados de su equipo.

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Hace algunos años, con la debacle brasileña en su propio Mundial, hubo un gran llamado para retornar a las raíces. Unas raíces hondamente ancladas en la ginga, una forma de vida rítmica, armónica y fluida estampada en el estilo futbolístico del país. Es más, esta misma ginga fue el llamado que hizo Pelé, el máximo exponente del jogo bonito brasileño: “hay que regresar a ella”. Regresar a la forma aquella con la que los más grandes brasileños maravillaron al mundo.

Brasil Pelada
Pelé y Garrincha, dos representantes del máximo potencial brasileño | Icon Sport

Ahora bien, este regreso a la ginga en los últimos años, parece no haber sido suficiente para regresar al país a la gloria competitiva de antaño. Más que conocida es la imagen de Neymar, el más grandes ejemplo del estilo del Scratch, con lágrimas en sus ojos ante las repetidas eliminaciones. Sin embargo, los futbolistas de Brasil siguen siendo superiores, codiciados y admirados por todo el planeta. ¿Por qué? ¿Qué tienen los brasileños que el resto del planeta no ha conseguido emular o, al menos, no en la misma proporción?

El papel de la ginga, un ritmo que no se baila solo

Por supuesto, aquí no nos proponemos desconocer el valor que tiene la ginga en el desarrollo de talentos brasileños. Por el contrario, crecer idiosincráticamente en una cultura cargada del ritmo y la fluidez propia de esta es un paso adelante invaluable. Tal y como lo representa Pelé, sentir en el propio cuerpo los movimientos armónicos para acariciar la caprichosa es fundamental en el estilo de juego de la Canarinha.

No obstante, cada día hay un factor adicional que debe resaltarse y reconocerse. La ginga, aunque cultural y de formación, no es una habilidad o característica que suceda en el vacío. De hecho, en el caso de la formación de jugadores y de jóvenes promesas, es una forma de vida que se desarrolla en un lugar y situación muy concreta en Brasil. Dicha situación es la Pelada.

La Pelada brasileña, un campo de desarrollo

Seguramente, la Pelada sea un término poco cercano para muchos de los hablantes hispanos y, ciertamente, para muchos lectores. Sin embargo, para los brasileños, es un término cercano, común y muy querido, especialmente, por todos aquellos amantes al balompié. La Pelada, para poner en contexto, es lo que en otros países se podría conocer como un “picado”, un juego en el “potrero”, una “cascarita”. En pocas palabras, es un partido callejero, entre todos aquellos asistentes, sin necesidad de campo, uniformes, árbitros ni entrenadores.

En palabras de Luiz Uehara, investigador de la Universidad de Otago, la Pelada es una palabra en portugués que significa “desnudo” y, por ende, hace referencia a un juego de fútbol al desnudo. Seguramente, esto hace referencia a dos cuestiones claras. En primer lugar, a la costumbre de jugarlo sin camisetas o sin zapatos, situaciones típicas de las Favelas de Brasil, especialmente, las más vulnerables socioeconómicamente. En segundo lugar, a la desnudez del campo de juego donde el partido se disputa: la “cancha”, lejos de ser un campo de césped, es cualquier escenario, generalmente de material, arena, barro o tierra, donde se reúnen a jugar.

Brasil Pelada
La Pelada de Brasil | Icon Sport

Esta situación, tan curiosa y cercana para miles de aficionados latinoamericanos que crecieron viviendo en ambientes similares, se hace mucho más palpable así explicada. De hecho, vuelve a recordar a los partidos de barrio, en calles con ladrillos como porterías, o en canchas de tierra con balones de cuero viejos y desechos. Incluso, recuerda al juego de potrero, aquellos lugares donde miles de brasileños se forman día a día.

Ahora, este panorama también recuerda una brecha enorme en términos de desarrollo social, en infraestructura y en condiciones de vida que circundan a la Pelada. Y, por ello, es importante no romantizarla ni endiosarla, teniéndola siempre en su justa medida. Aunque más tarde volveremos a ello. Por el momento, hay que entender por qué la Pelada es un factor crucial para que Brasil sea el ‘Netflix' del fútbol en el mundo, una plataforma que desarrolla talentos y que ofrece miles de los mismos a los ‘consumidores', cientos de clubes del mundo.

Las bondades de la Pelada, un estilo de ‘supervivencia'

En un estudio reciente, Uehara y algunos colaboradores, analizan el papel que tiene la Pelada en la formación de jugadores en Brasil, especialmente, en su nivel psicomotriz. A partir de ello, los investigadores encuentran grandes pistas que nos permiten entender el éxito de Brasil en el desarrollo de talentos. Talentos que, además, llegan maduros (en términos futbolísticos) para afrontar las máximas competencias.

En primer lugar, hay un gran elemento de capacidad técnica y desarrollo en habilidad. Justamente, jugar al desnudo, en campos de tierra, donde el balón no rebota normal, con un esférico poco convencional, y sin utilizar zapatos, obliga a los jugadores a perfeccionar sus formas de tratar el balón. Las condiciones adversas del campo y de los sitios en los que se practica el juego fomentan la capacidad y el desarrollo motriz de los jóvenes. Un desarrollo motriz que, por otro lado, estaba motivado por la necesidad de evitar lesiones: “Jugábamos descalzos. Esto te hacía patear el balón de una forma diferente, para protegerte. Hasta que no aprendíamos, perdíamos todas las uñas de nuestros dedos”, contó un preparador físico brasileño.

Además, las condiciones reglamentarias con las que se juega es un factor crucial para poner esta técnica al servicio del juego. Y no de cualquier juego, del jogo bonito. Uno de los ex jugadores a los que Uehara entrevistó recuerda que: “Nosotros sabemos que en el fútbol hay 17 reglas. [Sin embargo] En mis calles, solo hay una. Esta es, si no ves sangre, no hay falta. Esto te hace ser inteligente para jugar. Yo sabía que, si chocaba contra un muchacho de 15 años, me lesionaría; por lo que tenía que evitar los duelos físicos siempre mirando mi frente y mis espaldas”.

Por otro lado, hay un segundo aspecto importante que podemos rescatar de la Pelada. Las reglas sociales bajo las que sucede son idóneas para dar el salto al fútbol profesional. Como muchos podrán imaginar, es un juego que sucede sin límites de edades, sin importar el sexo de los participantes y sin mirar otros factores sociales que sí son relevantes en academias profesionales. Y, con ello, los jóvenes aprenden a medirse con cualquier reto que esté presente.

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La Pelada de Brasil | Icon Sport

Con todo esto, no es de extrañar que el paso de jugadores jóvenes a los equipos profesionales en Brasil sea tan armónico. Pelé debutó en una Copa del Mundo con 16 años, llevando a su país al anhelado título. Más recientemente, los ejemplos abundan, dispersando dudas en torno al profesionalismo y las condiciones de antaño. Endrick debutó con 16 años como profesional en Palmeiras y, con solo 17, estaba anotándole goles a Inglaterra en Wembley. Estevao Willian, con 16 años, está, precisamente, en ese margen de edad. Un margen de edad, donde muchos brasileños ya están preparados futbolísticamente para dar el salto, habiéndose codeado con múltiples batallas más duras y exigentes en el pasado.

Una academia natural de aprendizaje

En definitiva, parece que la Pelada, como práctica en Brasil, se convierte en una academia natural del talento. La libertad, competitividad y las condiciones adicionales se transforman en un escenario perfecto para que los más jóvenes aprendan, y se desarrollen, como jugadores y personas. Además, les permite lograr involucrarse en el balompié de una manera distinta y mucho más holística que en una academia profesional o en un club de entrenamiento. Justo por ello, los diversos entrenadores y personal vinculado con Sao Paulo y con varios clubes regionales en la zona, la destacan como uno de los grandes factores de éxito del talento nacional.

Una advertencia grande: ¿amamos la Pelada?

Por supuesto, amamos la Pelada y todos aquellos que la vivieron la recuerdan con amor y anhelado. Ahora bien, hay un gran aviso en rojo y con signos de alarma después de toda esta reflexión. Ciertamente, la Pelada es uno de los factores, junto con la ginga, que explican el éxito del país sudamericano. Las condiciones naturales que se desarrollan en su práctica dan cuenta de la abundancia de jugadores, técnicamente excelsos y con capacidades de regate y desparpajo inigualables.

Sin embargo, la Pelada, usualmente, viene acompañada y está enmarcada en una serie de condiciones sociales, económicas y de seguridad que están lejos del ideal de desarrollo para los jóvenes. Verse obligado a jugar descalzo, es decir, no hacerlo por decisión propia y libre; jugar en terrenos que ponen en riesgo la salud; o hacerlo en una zona de alto peligro por cuestiones de violencia o delincuencia, no es el ideal ni del desarrollo futbolístico ni de nada.

Brasil Pelada
La Pelada de Brasil | Icon Sport

En este sentido, volvemos al llamado: no hay que romantizar la Pelada. La ruta para convertirse en un país con altísima potencialidad para desarrollar talento no es fomentar la Pelada, en las mismas condiciones, ignorando el componente social que lo rodea.

Por el contrario, parece que Brasil se ha dado cuenta de esto y está comenzando a trabajar en incorporarla dentro de los entrenamientos más institucionales y profesionales. Por ejemplo, técnicos del cuadro paulista señalan que emular condiciones deportivas de la Pelada en los entrenamientos es una gran manera de seguir apostando por el desarrollo de las habilidades mencionadas.

Así, proponen entrenamientos con pelotas de rugby que emulen lo impredecible del balón en un terreno de tierra o partidos de entrenamiento con el mismo uniforme, teniendo solo un distintivo en la cabeza para poder identificar al compañero. ¿Será suficiente para emular el conjunto de condiciones bondadosas que confluyen en la Pelada? Solo el tiempo lo podrá decir.

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Santiago Castro Reyes

Nacido en Bogotá, Colombia, y criado con fútbol criollo. Estudió Psicología y Filosofía en la Universidad de La Sabana, y enfocó su trabajo y formación paralela en el deporte Rey. Empezó con el periodismo en VAVEL en el 2017, siguiendo la Bundesliga.
Ingresó a Balón Latino en 2018, con su fundación. Desde entonces, se dedica a la redacción de contenidos en la web, la investigación académica y la formación en táctica y scouting en el fútbol. Apasionado, además, por la lectura, el trabajo comunitario y la construcción de paz. "El balompié es un juego colectivo, y, con eso, le basta para serlo todo".