Mientras el seleccionado nacional encara la Copa América 2024 y la federación presenta un plan que “reestructurará” desde las bases las ligas en el sentido profesional, hace unos días vivimos un desilusionante episodio en la Liga de Expansión… de esas situaciones que solamente pasan en el formato nacional mexicano. Pero por eso, queremos dar un pequeño vistazo a la segunda división del país, donde los campeones no reciben premio deportivo y donde los equipos aparecen o desaparecen como si nada tuviera consecuencias.
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¿Cómo son los sistemas de ligas en México?
Sin temor a equivocarnos podemos decir que el fútbol es el deporte más seguido por la mayoría de los aficionados en México. Por lo tanto se entiende perfectamente que es un negocio y que los dueños de los equipos defienden sus intereses. Sin embargo, el producto que los aficionados reciben tiene muy pocos “chispazos” de alta calidad, respecto al dinero que se mueve en una liga mexicana que tiene mucho capital.
Y es que en el 2020, agregando mucha sorpresa a un entorno que estaba acostumbrado a malos manejos, se tomó la decisión de no tener ascensos ni descensos en la máxima categoría del país y en lo que podemos denominar la segunda división. Por ello, las críticas se hicieron saber desde la parte del aficionado y los medios de comunicación.
Esta decisión se intentó maquillar indicando que era para fortalecer este nivel del fútbol profesional en México, pero instalados a cuatro años de eso, no se ve que nada cambie. Pues al final estamos hablando de que este nivel es el inmediato a la máxima categoría donde la Liga MX camina con pasos “sólidos”, al menos en la recaudación de inversiones.
¿Pero qué pasa con la Liga de Expansión?
Atlante: un monarca sin corona
El mejor ejemplo de una triste realidad es el Atlante de la Ciudad de México. Los ‘Potros de Hierro' son uno de los equipos con más tradición a lo largo de la historia del balompié nacional. Estos descendieron a la segunda división en el 2014 y desde ahí no consiguieron el ascenso previo al ya mencionado 2020. Pero lo que tiene en una total pena a sus aficionados, es que han sido campeones en repetidas ocasiones y ni así se les ha permitido volver a la máxima categoría.
Desde esa fatídica decisión (desaparición del ascenso) que solamente cubre a los grandes equipos que no tienen consecuencias por malos manejos, Atlante ganó tres torneos. Campeonaron en el Apertura 2021, Apertura 2022 y Clausura 2024 (el torneo más reciente terminado en mayo) y además perdieron la final en el Guardianes 2020 y el Apertura 2023.
Es decir, en el ámbito deportivo se han ganado su vuelta a la máxima categoría del balompié nacional, pero las decisiones de un grupo de dueños, que no están desligadas a lo hecho por la liga nacional, permite que este tipo de situaciones se repitan. Esto, cuando equipos como Juárez fueron invitados (2019) a formar parte de la “mafia” de la primera división… esto sin ganar su ascenso de manera deportiva.
Jaguares: la muestra de un sistema fallido
Y como segundo caso está el equipo de los Jaguares de Chiapas. Aunque este equipo está muy arraigado en el recuerdo añorante de las personas seguidoras del fútbol mexicano, entraron a competir a la Liga de Expansión recientemente. ¿Pero ganaron su lugar en este nivel por un ascenso de manera deportiva?
La respuesta es un contundente no. Este nueva institución tomó el lugar de otra franquicia que estaba en la segunda división. Finalizado el último torneo, donde ya comentamos que Atlante se llevó el trofeo, un par de clubes anunciaron que no podían seguir con el proyecto por temas administrativos-económicos. Y tras días de rumores, Jaguares fue el equipo que compró los derechos de estar en ese sitio porque el otro proyecto simplemente no pudo continuar.
Es decir, de la noche a la mañana, unos pueden comprar su lugar en la primera o en la segunda división. Cambian el nombre, el escudo, el registro, mudan su equipo a otra ciudad y siguen como si nada pasara. Le ocurrió hace unos años a Morelia, quien terminó en Sinaloa como el equipo de Mazatlán. Pasó con los freseros de La Piedad, ocurrió con Veracruz, se repitió con Querétaro y existen otros casos más.
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— JAGUARES FC (@Chiapas_FC) June 13, 2024
La herida de muerte del fútbol en México
Es claro que el balompié nacional tiene mucho mérito por tener un proyecto tan fuerte a nivel económico y que tienen estadios que solamente los Estados Unidos pueden competir en todo el continente. Pero aquí desde hace años se reza entre los que consumimos fútbol, que el negocio se comió por completo la esencia del deporte. Hoy no asciendes a la primera división por mérito futbolístico… si no por conexiones y dinero en la bolsa. Por eso, cada vez más se desinteresan por el producto nacional y voltean a ver las mejores ligas. Allí los directivos se encontrarán con un problema.
Sin embargo, puede que dicha realidad no llegue tan pronto, y mientras todo marcha como hasta ahora, muchas franquicias se perderán en el olvido de un sistema de ligas que no permite realmente disfrutar de un fútbol que tiene mucho potencial, desperdiciado en terribles decisiones que no priorizan lo deportivo para exponenciar lo económico. Y es que ocurre lo contrario, priorizan lo económico… aunque hundan lo deportivo como el caso de Atlante o el de los Jaguares de Chiapas.