El connotado técnico uruguayo arriba al actual tricampeón del fútbol chileno y retoma su carrera tras tres años sin dirigir.
El estadio San Carlos de Apoquindo será el nuevo hogar de Gustavo Poyet, quien se compromete con la Universidad Católica de Chile por los próximos 10 meses con opción a una renovación en 2022. El charrúa de 53 años llega a la banca cruzada con la ambición de lograr un histórico “tetracampeonato” en la liga local y acometer una buena campaña a nivel internacional con el club de la precordillera andina.
Poyet, quien fuera internacional con la selección oriental como jugador, llega al sexto país desde que inició su camino por los banquillos. Ha dirigido en Inglaterra (Brighton & Hove Albion y Sunderland), Grecia (AEK Atenas), China (Shanghái Shenhua), España (Real Betis) y Francia (Girondins de Burdeos). Chile será su primera parada en el continente que lo vio nacer y, de paso, se convierte en uno de los entrenadores con mayor prestigio internacional en la liga chilena esta temporada.
Su mejor rendimiento como estratega lo tuvo en el gigante griego, pues acumuló un destacado 70% de rendimiento por las 18 victorias, 5 empates y 5 derrotas obtenidas en tierras helenas. En el Girondins francés también tuvo un buen porcentaje con un 65% de rendimiento en la banca del Matmut Atlantique.
Hay que añadir que, si bien es un manager con renombre, no cuenta con un gran palmarés ya que solo ha cosechado el campeonato de tercera división inglesa (League One) con el Brighton & Hove Albion.
La visión sobre Gustavo Poyet
Según el Periodista deportivo y corresponsal de Balón Latino en Uruguay, Michel Maragliotti, “Poyet es un técnico con un marcado estilo europeo que tiene un carácter bastante fuerte. Es un técnico bien valorado en Uruguay, incluso estuvo cerca de Peñarol tiempo atrás”.
“Me parece que es un nombre proyectable a la banca de la Selección Uruguaya en el futuro y creo que su llegada a Universidad Católica es buena tanto para él como para el club. Eso sí, Ariel Holan le dejó la vara alta”.
El nacido en Montevideo parece ser un personaje idílico para lidiar con un plantel que se ha acostumbrado a los éxitos. Su figura infunde una autoridad clara y necesaria en un club que quiere seguir reinventándose en el triunfo.
A priori, es un distinguido movimiento de la dirigencia del conjunto universitario en la búsqueda por liderar y emprender un “paso de calidad” en competencias continentales. Es un buen momento para que, de una vez por todas, Católica pueda volver a codearse con la élite sudamericana.