Como es costumbre, el fútbol chileno acoge a sus “hijos pródigos” en los últimos compases de su linda carrera. Este año no fue la excepción y hemos podido disfrutar de los Suazo y Fernández en la Serena, los Villanueva y Jiménez en Palestino, los Paredes, Beausejour y Carmona en Coquimbo, Puch en la Universidad Católica, Vidangossy en Melipilla; entre otros cracks que, en su momento, pudieron o lograron romper ciertos paradigmas futbolísticos establecidos.
El fútbol chileno es, en su conjunto, un summum de experiencias, juventudes y talentos australes. Es un balompié que, a los criollos, nos llena más por cariño y adicción propia que por su nivel de espectáculo. Entre sus virtudes se encuentran los estandartes; aquellos jugadores que llenaban la vista, generaban un respeto explícito y se desmarcaban del común denominador gracias a sus capacidades diferenciales.
Es por estas razones que, en Balón Latino, debemos redactar un escrito en su honor. Letras necesarias y flexibles, que se alejen completamente del “chaqueteo”. Es que a estos jugadores hay que disfrutarlos, pues las alegrías generadas por estos muchachos pagan cualquier demanda futbolística en contra de su carrera, actitud o porvenir. Recalco y remarco que este no es un artículo de pleitesía ante los “distintos”; es un ejercicio de reconocimiento a los diferentes y un llamado público a divertirse observándolos.
Mathías Vidangossy; Talento a raudales
El primer caso que viene a mi mente en este torneo es el de Mathías Vidangossy. Un jugador fantasioso que, a sus 33 años, demuestra que el talento no caduca. En Melipilla se exhibe cada fecha. Con cada gambeta y cada golazo nos teletransporta a ese Mundial sub 20 de Canadá en 2007. Vidangossy pasó, con dispares rendimientos, por Villareal, Almería, Colo-Colo, Everton, Ceará, Pumas de la UNAM, entre otros muchos equipos. Pero todo ello importa poco en este momento.
Mathías luchó palmo a palmo con una enfermedad tan maldita como silenciosa, la depresión. Mathías, por momentos, sufrió el fútbol. Por lo que su carrera se vio diezmada por algo ajeno que lo afectó a nivel personal. Estas frases no son justificaciones ni excusas, es la verdad que el deporte calla.
Por eso y más, cuando lo veamos sobre el verde sagrado, solo disfrutemos. Veamos como parece flotar sobre la cancha y como incide en el juego de manera pletórica. Es en la exuberancia de Mathías Vidangossy donde reside una parte del fútbol que amamos. Juegue Mathías, juegue. Y, por favor, no deje de jugar.

Deleites en la Cuarta región.
En la bella Región de Coquimbo se juntaron los que saben. Deportes La Serena y Coquimbo Unido, por un momento, dejaron de lado sus siderales diferencias y congeniaron en contratar jugadores que pueden ser calificados como “históricos” con justa razón.
En los “Papayeros”, Humberto Suazo y Matías Fernández hacen de las suyas. El “Chupete”, a sus 40 años recién cumplidos, se aleja de las críticas y renueva la creencia que reza que la edad es solo un número. Humberto ya ha repartido 4 asistencias en las 7 primeras fechas de campeonato, demostrando que su influencia en Deportes La Serena es altísima y que su vigencia no puede ser puesta en duda. De Suazo se pueden relatar goles escandalosos en México, en España, con la “Roja de todos” y en los pastos de Macul. En el puerto de San Antonio se corea su nombre al ser el máximo ídolo de esas tierras litoraleñas, pero el “hombre venido del planeta gol” no puede ser descrito en un simple párrafo, por lo que me comprometo a dedicar la plenitud de un escrito al gran Humberto Andrés Suazo Pontivo en un futuro cercano.
Del “Mati” se pueden decir muchas cosas, pero no se puede cuestionar que fue, en su momento, uno de los jugadores más espectaculares que pisaron los estadios andinos. En 2006, con la camiseta del “Cacique” era todopoderoso. Hoy, en La Serena, 15 años después, sigue dibujando sus maravillosos trazos cuando el cuerpo se lo permite. He de señalar que Matías es una de mis debilidades, un deportista que me hace vibrar y sentir de manera pasional más allá de la camiseta que vista, por lo que me cuesta escribir sobre su juego y persona.
Con la camiseta granate le anotó un gol a Everton que hizo sonreír a quienes lo seguimos y admiramos.
Es importante resaltar que está lejos de ser tan gravitante para su equipo como lo es Vidangossy en Melipilla o Suazo en la escuadra que comparten, pero ello no inhabilita que sea mencionado entre los “viejos rockeros del fútbol chileno” que siguen y seguirán manteniendo nuestras miradas cautivas en sus pies cuando estén dentro del campo de juego.

¿Y los de Coquimbo?
En el “Pirata” confiaron en la experiencia de Esteban Paredes, Carlos Carmona, Jean Beausejour, Fernando Manríquez, Luis Pedro Figueroa y Matías Cano para volver a la máxima categoría del fútbol chileno. Una conjunción de jugadores contrastados que puedan entregar un rendimiento preponderante en la dura Primera B .
Los otrora semifinalistas de la Copa Sudamericana aún no conocen la derrota en la primeras cinco fechas de la división de plata y son líderes con 11 puntos en 5 partidos disputados (3 victorias y 2 empates). La apuesta, por ahora, funciona. Habrá que ver si al final de temporada el “Barbón” puede cantar victoria y concretar un ascenso que podría ser especial.
En las Universidades los experimentados son gravitantes
Joaquín Larrivey y Edson Puch son jugadores capitales en los elencos universitarios del país andino. El primero cumple su labor vital al pie de la letra: ser uno de los goleadores más importantes del fútbol chileno. Sin sus goles, la Universidad de Chile y Rafael Dudamel tendrían aun más problemas de los que ahora enfrentan. El “Joaco” ha anotado 4 de los 6 goles convertidos por los azules en el presente torneo, manteniendo esa eficacia que hace un par de años lo llevó a disputar la liga española.
*Hay que destacar que Joaquín Larrivey no es un “hijo pródigo” surgido en tierras chilenas, pero es uno de los “viejos rockeros” con mayor estirpe y rendimiento deportivo del fútbol austral en la actualidad.
Estos números de Larrivey parecen ser aún más meritorios considerando que le tuvo que “torcer la mano” a su entrenador para que lo considere en el once titular azul semana a semana.
Los goles del gualeguayense se han transformado en puntos importantes que mantienen la frágil estabilidad (y la “cabeza” del actual entrenador) del “romántico viajero“.

En el conjunto de la precordillera se encuentra Edson Puch. El ex seleccionado chileno, desde su regreso post recuperación de lesión y contagio de Covid-19, se ha convertido en la pieza diferencial de una Universidad Católica que, bajo el mando de Gustavo Poyet, carecía de un jugador que optimizara jugadas y creara espacios en base a regates y buena lectura del juego. Gastón Lezcano no está gravitando de la manera esperada, por lo que Puch concentra gran parte del peligro que los “cruzados” pueden producir desde las bandas.
Fue uno de los jugadores chilenos con mejor paso por el fútbol mexicano y ahora podemos disfrutar de su talento en los pastos nacionales.

De esta manera finaliza este escrito que mezcla argumentos, opinión y que tiene la intención de destacar a aquellos jugadores que están marcando la diferencia en el campeonato chileno más allá de la edad que aparece en su cédula de identidad. Estos son solo algunos de los “viejos rockeros” del fútbol chileno, pues me dejo en el tintero a grandes como José Luis Cabión de Melipilla, la pareja Carlos Villanueva-Luís Jiménez que la “descosen” en Palestino, Hugo Droguett en Deportes Temuco, entre otros.
Espero que los deportistas mencionados anteriormente sigan demostrando semana a semana su vigencia y, como mencioné en el apartado relativo a Mathías Vidangossy,
¡el talento no caduca!