Pensar e imaginar en un Diego Maradona de Asia es muy difícil. Pero lo cierto es que hubo un futbolista que fue apodado como el “Maradona de Asia”, tuvo una vida increíble, entró en la historia de los mundiales y muy pocos lo saben.
Se trata de Saeed Al-Owairan, uno de esos futbolistas que, por la combinación entre talento y procedencia, llegó a ser comparado en algún momento de su carrera con Diego Armando Maradona. Más después de un acontecimiento que lo marcó para siempre.
El 29 de junio de 1994, en el Memorial Stadium de Washington, el futbolista saudí convirtió el el mejor gol del Mundial de Estados Unidos. Fue ante Bélgica apenas comenzado el juego. Recibió el balón en su campo, y empezó a encarar a los rivales. Como Maradona en 1986 ante Inglaterra, pasó por cinco rivales para definir frente al arquero y hacer un gol hermoso y tan importante que sirvió para que su selección avance a octavos de final. Un gran tanto que la FIFA lo reconoció como uno de los más bonitos.
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De allí en más llegó la fama para Saeed Al-Owairan. Recién tenía 26 años. Ese año fue elegido como el mejor jugador de Asia. En su país fue recibido como un héroe nacional y hasta el régimen saudí le regaló un Rolls Royce. Todo era una linda historia hasta que, como con Maradona, llegó la fuerte caída.
De héroe a prisión, la caída de Saeed Al-Owairan
Después de ese maravilloso mundial todo se vino abajo. Porque los equipos europeos pusieron los ojos en él y quisieron llevárselo. Pero la ley en su país impedía que juegue en otro país y obligó a que el jugador se quede en el Al-Shabab. Esto de por sí, ya lo desmotivó.
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Ahí se fue de vacaciones sin permiso del club y fue sancionado. Meses después, durante el Radamán fue sorprendido tomando alcohol en un club nocturno rodeado de prostitutas. En consecuencia, resultó detenido y suspendido por un año por violar la ley islámica y no pudo disputar ni la Copa de Asia ni la fase de clasificación para el Mundial de Francia. Cuando Salió de prisión volvió al fútbol, pero nunca lo pudo hacer un buen nivel. Siempre en el Al-Shabab, jugó unos años más, pero sin ninguna trascendencia y con marcadas deficiencias físicas. A los 32 se retiró del fútbol el Maradona de Asia
