Luego de que Junior de Barranquilla se consagrara el pasado viernes como campeón de la Superliga Águila ante América de Cali, decretando el primer título en Colombia para 2020, Teófilo Gutiérrez volvió a tomar ese protagonismo polémico que tanto lo ha caracterizado durante su dilatada carrera futbolística. El ídolo cafetero soltó, por medio de una transmisión en vivo, unas desafortunadas frases incitando a la violencia y dándole un tono de amenaza a su intervención pos-título. Una cuestión que no causó sorpresa por el autor intelectual y material de dichas groserías, pero que sí alzó la sensibilidad de la opinión pública del país. Esta desaprobación fue mayor al ser un suceso fuera de las canchas donde la mala costumbre ya lo corroe.
Y es que Colombia no vive su mejor momento en el aspecto social. En los días recientes, un hombre murió por una brutal paliza que le propinaron varios agentes de la policía, luego de una violenta intervención con un teaser eléctrico que quedó grabada en vivo. Posteriormente, en las protestas hostiles que hubo en el país por lo ocurrido, al menos 10 personas más perdieron la vida en enfrentamientos multitudinarios. Los ánimos, dolidos por las muertes que enlutan el país, no están abiertos a más pólvora negativa, tal como lo hizo Teófilo Gutiérrez, un líder de opinión.
Esta vez el jugador barranquillero quedó sin el respaldo de esos que lo defendieron las veces anteriores tras un acto reprochable. Su condición de crack, que sí es resaltada en su historial, debería ponerse detrás de su condición personal. Un castigo mayor a los 1.000 pesos argentinos y las dos fechas que pagó tras su recordado infortunio ante Boca Juniors jugando para Rosario Central.
Teófilo Gutiérrez entre odio y amores
Sus malos actos siempre se han visto opacados por su calidad innegable. Tiene tanta calidad en sus pies que logró ser el mejor jugador de América para 2014, premio que solo había logrado Carlos “El Pibe” Valderrama en Colombia. Esa misma condición técnica, táctica y de liderazgo lo han posicionado como ídolo en Junior de Barranquilla y River Plate, dos equipos que no son poco. Aun así, y con conflictos en su hoja de vida, tuvo buenas presentaciones en Rosario Central y Racing Club, manchadas eso sí por lo más recordado de su repertorio; pelearse a puño limpio con Mauro Dobler, sacar un arma en pleno camerino (Racing) y hacerle la banda cruzada a los hinchas de Boca en plena Bombonera (Rosario Central).
Más opinión de colombianos
La prensa que lo defiende
Aunque es de odios y amores, al parecer el periodismo colombiano solo se ha quedado con sus virtudes futbolísticas y no han sido capaces de criticar al “mejor futbolista de la liga colombiana” cuando se ha equivocado. Al contrario, esos problemas y malas actitudes se las han disfrazado como si fueran una virtud más de su condición deportiva. Le han dicho canchero, jugador de barrio, el chico malo necesario, el que evoca el folclor futbolero.
Pero es que en el fútbol profesional no se juega en un barrio, ni tampoco está en disputa quién es el más malo en términos de carácter. Su comportamiento ha sido domesticado como si sus groserías recurrentes fueran necesarias. Si no lo han aprobado los periodistas lo han hecho los aficionados.
La cara visible de un equipo ganador
Desde su regreso a Barranquilla en 2017, Teo Gutiérrez ha levantado cinco títulos con el equipo de sus amores. Además, fue figura del equipo subcampeón de la Copa Sudamericana en 2018 y bicampeón de la liga colombiana entre 2018 y 2019. Esos logros le dan cabida a una idolatría declarada por el delantero, que en su presentación llevó más de 40.000 personas al Estadio Metropolitano.
Es necesario recurrir a la frase de cajón “los niños son nuestro futuro”. Y es que no es conveniente que tantos niños que sueñan con ser futbolistas, con sacar a sus familias adelante y escapar de la pobreza, que tienen además a Teófilo Gutiérrez como máximo referente, sigan esos pasos negativos de sacar ventaja, burlarse del otro, querer ser más pícaro, ser protagonista por boca y no por fútbol. Que su condición de figura le exija ser ejemplo positivo para tantos. No solo talento, sino también algo de buena persona.