Momentos inolvidables del Mundial: Blanco saca a relucir su característico “Bunny Hop” en Francia 98

En lo que respecta al fútbol, la década de los 90 fue el hogar de las camisetas holgadas, los cuellos de las camisas doblados hacia arriba y los diseños de las equipaciones. También se celebraron dos Copas del Mundo, una en Estados Unidos y otra en Francia, en las que no faltaron las emociones. La 3, en particular, estuvo repleta de dramatismo y momentos memorables, incluyendo el protagonizado por Cuauhtémoc Blanco.

El brasileño Ronaldo, a sus 21 años, se dio a conocer en la escena mundial marcando cuatro goles de camino a la final. El elegante holandés Dennis Bergkamp marcó un gol tan bello como audaz. Michael Owen, de 17 años, irrumpió en la escena marcando un soberbio gol contra Argentina. David Beckham propinó la famosa patada a Diego Simeone, que supuso la expulsión de la selección inglesa. El francés Zinedine Zidane deslumbró al llevar a su país a la gloria en su propia casa.

Francia 98 también fue memorable por otra razón. El Blanco Bunny Hop. Los aficionados que no tengan la edad suficiente para recordar ese torneo estarán pensando “¿Qué rayos es eso?”. Para los que lo recuerdan, es un momento icónico que, ahora, es sinónimo de todo lo maravilloso de la principal competición de fútbol internacional.

¿Quién es Blanco?

En primer lugar, un poco de información sobre el jugador que regaló a millones de espectadores de todo el mundo una pieza memorable de imaginación futbolística. Jugador combativo y de gran intensidad, Cuauhtémoc Blanco desarrolló la mayor parte de su carrera en su México natal. Pero, llegó al fútbol europeo durante un breve periodo entre 2000 y 2002. En esa época, jugó 23 veces cedido en el Real Valladolid español.

Aparte de ese breve paso por el norte de España, y de dos temporadas en la Major League Soccer con el Chicago Fire, el mexicano sólo jugó en su país. Allí, fue una figura importante en clubes como América, Veracruz, Dorados e Irapuato. A pesar de jugar principalmente en su país, Blanco es ahora conocido por los aficionados al fútbol de todo el mundo. Sin embargo, antes del Mundial de 1998, el centrocampista ofensivo no era realmente conocido fuera de México. De hecho, para Francia 98, sólo llevaba un par de años representando a su país a nivel internacional.

El lugar de la imaginación

En la primera jornada del Mundial de 1998, los mexicanos se enfrentaron a Corea del Sur en el Stade de Gerland de Lyon.

Los hombres de verde y blanco, que tenían la intención de hacer un buen papel, se encontraron al principio con un rival asiático difícil. Por mucho que lo intentaran, no fueron capaces de abrirse paso. En el minuto 28, un tiro libre de Ha Seok-Ju fue desviado y se encontraron con un gol en contra. No obstante, las tornas cambiaron rápidamente cuando el autor del gol cometió una imprudencia sólo un minuto después. La tarjeta roja fue mostrada y los mexicanos se pusieron en ventaja. El equipo conocido como el Tri tardó hasta el minuto 51 en volver a meterse en el partido. El revulsivo Ricardo Peláez igualó el marcador y, a partir de ahí, no pararon. Luis Hernández adelantó a su equipo en el minuto 74, y diez minutos más tarde volvió a marcar.

Ese primer partido fue memorable por la remontada. Pero lo más memorable del partido y de México en Francia 98, en general, fue el “Bunny Hop” de Blanco.

El salto de conejo de Blanco

Con el 1-1 en el marcador, y con su equipo cogiendo impulso, el talento de Blanco salió a relucir. Se encontró con la posesión del balón en la parte alta del campo, en el lado izquierdo. Dos defensas surcoreanos se acercaban a él, y parecía que las opciones de Blanco se reducían rápidamente. En una posición aparentemente complicada, en la que parecía probable el despojo, el sedoso mexicano se aferró al balón con ambos pies y saltó audazmente entre los dos defensores que se acercaban, dejándolos a su paso. Y por si fuera poco, realizó la misma jugada momentos después, logrando el mismo éxito.

El “Bunny Hop” no fue una jugada aislada, sino que se convirtió en una especie de movimiento habitual de Blanco. Una obra de arte que sacaría a relucir a intervalos regulares durante los años que siguieron a la Copa del Mundo de Francia. El movimiento, en general, ha sido copiado varias veces a lo largo de los años, con una serie de jugadores que siguieron el ejemplo del mexicano.

La vida después de Francia 1998

Como es el caso de muchos jugadores que impresionan cuando juegan en la Copa del Mundo, se pensó que Blanco podría ser uno de los varios jugadores descubiertos para el gran público futbolístico que se trasladaría a Europa. En 2002, consiguió un traslado. Aunque, como ya se ha dicho, su fichaje, una cesión al Real Valladolid en España, duró poco. Sólo disputó 23 partidos con el club de la Liga.

A lo largo de su carrera, Blanco disfrutó de muchas etapas fructíferas en su México natal, entre las que destaca el haber marcado 108 goles en 308 partidos con el gigante América. El hombre que jugaba con agresividad y estilo también se convirtió en uno de los favoritos de la afición del Chicago Fire. Durante dos temporadas en la Major League Soccer, Blanco disputó 62 partidos y marcó 16 goles, uno de los cuales fue votado como Gol del Año.

Conocido por sus estruendosos disparos y sus improbables remates, Blanco se hizo un nombre como mortífero lanzador de penaltis durante su carrera. Blanco marcó 71 veces desde el punto de penalti y sólo falló dos.

Blanco en el escenario más grande

Considerado por muchos en su México natal como el jugador más influyente de la historia del país, Blanco disputó tres Copas Mundiales de la FIFA.

En 1998, aparte de sus maromas contra los surcoreanos, el talentoso y potente centrocampista de vocación ofensiva fue uno de los principales jugadores de México. En la segunda jornada marcó en el empate 2-2 contra Bélgica. A pesar de haber pasado la fase de grupos invicto y de haber construido una base sólida, México cayó en el primer obstáculo de la eliminatoria, perdiendo por dos goles a uno contra los alemanes. Unos europeos que vinieron de atrás para romper los corazones mexicanos con un gol en el minuto 86.

Tras ser decisivo en la fase de clasificación, al marcar cuatro goles que llevaron a su país al Mundial de 2002, Blanco volvió a impresionar en el propio torneo. Anotó el único gol del partido que dio a México una importante victoria en el primer partido contra Croacia, que allanó el camino para que el Tri llegara a los octavos de final. Desgraciadamente, una vez más se quedó corto, al perder por dos goles a cero contra Estados Unidos.

En 2006, para sorpresa y enfado de los seguidores del Tri, el seleccionador mexicano Ricardo Lavolpe tomó la controvertida decisión de dejar a Blanco fuera de la convocatoria final, alegando posteriormente su falta de forma física como una de las razones para dejarlo fuera.

Cuatro años después, uno de los mejores mexicanos de la historia volvía a jugar con su país en el escenario más importante. En 2010, Blanco capitaneó a la selección en tierras sudafricanas, donde no sólo ejerció de líder, sino de goleador en uno de los mejores resultados de la historia de México. En el estadio Peter Mokaba de Polokwane, los mexicanos parecían tener una tarea difícil. Se enfrentaban a los franceses, pero Blanco y compañía no se amilanaron y sorprendieron a su rival, saliendo victoriosos gracias a los goles de Javier Hernández y de Blanco, que, como casi siempre, marcó con frialdad desde el punto de penalti en el minuto 79.

Recordado por muchas cosas, sobre todo por su capacidad para entretener al público mostrando una gran imaginación y marcando goles maravillosos, Cuauhtémoc Blanco será para siempre sinónimo de la Copa del Mundo gracias a su “Bunny Hop” de hace años.

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Joaquin