Sergio Ariel Escudero tiene 35 años y casi toda su carrera fue en el fútbol asiático, salvo una temporada que jugó en El Salvador y la actual campaña, debido a que firmó contrato con el Banyule City de la Sexta División de Australia. Nació en España en el año 1988, más precisamente en la ciudad de Granada, pero sus padres son argentinos y parte de su infancia la vivió en Argentina. Luego, se fue con su familia a Japón y logró algo muy difícil, nacionalizarse japonés. “Chacarita”, como le apodan, tiene más de 400 partidos como profesional. Durante su paso por el balompié tailandés dialogó con Balón Latino sobre su carrera y su sueño de jugar, antes de retirarse, en el fútbol argentino, entrevista que recordaremos a continuación.
MARCELO DJALÓ, EL BISAGUINEANO CON RAÍCES ARGENTINAS
Antes de pasar a la entrevista, es preciso repasar por todos los equipos donde jugó Sergio Ariel Escudero. Comenzó en las inferiores de Vélez Sarsfield, pasó por el Kashiwa Reysol (Japón), Urawa Reds (Japón), FC Seoul (Corea del Sur), JS Guoxin Sainty (China), Kyoto Sanga (Japón), Ulsan Hyundai (Japón), Tochigi SC (Japón) y Chiangmai United (Tailandia). Luego, se mudó a El Salvador para jugar con la camiseta del CD Atlético Marte y ahora jugará en el Banyule City de Australia. Más allá de que gran parte de su carrera jugó como delantero, se desempeña actualmente como mediocampista ofensivo y registra un total de 48 goles y 45 asistencias en 445 partidos.
Entrevista con Sergio Ariel Escudero, el argentino que defendió los colores de Japón
P: ¿Cómo es el fútbol formativo en Japón? Tengo entendido que comenzaste a jugar allí en el 2001
R: Sí, en el 2001 nos fuimos con toda la familia para Japón. Cuando llegué, el nivel de futbol era muy bajo. Entrenábamos en cancha de tierra y nos cambiábamos en bancos de plaza. Pero después me di cuenta de que el club donde yo jugaba, el Kashiwa Reysol era una filial del Kashiwa. Ósea, yo no estaba el nivel más alto de Japón. Después de jugar un año en Kashiwa, mi papá cambió de trabajo y empezó a trabajar en una escuela privada como el DT general de toda la parte de futbol. Nos mudamos de Tokyo para Saitama y como mi papá y mi tío habían jugado en el Urawa Red, me dejaron ir a prueba por una semana. Gracias a Dios pude quedar y empezar a jugar para la Sub-15 de Urawa donde ya eran canchas de césped y los vestuarios tenían duchas.
A veces podíamos ver a los jugadores profesionales cerca y eso me daba muchas ganas para llegar y poder jugar en primera. Cuando llegué a Urawa me di cuenta que el nivel de Japón no era tan bajo. Realizábamos entrenamiento de parar y tocar la pelota, que parece fácil, pero es lo más difícil. Obviamente, que comparado con Argentina, le faltaba un montón porque no tienen “Baby fútbol” y les faltaba picardía. Sin embargo, actualmente está cambiando mucho, hay muchos jugadores que son nacionalizados japoneses que vienen desde otros países y gracias a eso, el fútbol japonés creció muchísimo.
P: ¿Cómo fue el período de adaptación a la vida allí?
R: La adaptación fue muy dura, ya que es completamente todo al revés. Mi papá me metió en una escuela normal, ósea nadie hablaba español (sin traductor) y yo no hablaba inglés. Los primeros dos años para poder comunicarme me tenía que romper la cabeza, pero hoy le agradezco mucho a mi papá porque me hizo muy fuerte y aprender el japonés perfecto para poder adaptarme en cualquier parte del mundo. La vida es muy distinta, como si estuviera en la escuela militar y la verdad no sé qué es más bueno en ese sentido porque en Japón nadie se atrasa, todo lo tenes a tiempo.
Toda persona se gradúa de la Universidad y todo el mundo tiene trabajo. La libertad a veces te hace mal porque no sabes que hacer y en Japón, el tren está y si te subís, vas a tener trabajo, casa, auto y una familia. Hay gente que no se sube al tren e intentar ser libre para ganar mucho más dinero, pero el sistema en Japón te hace pagar más impuestos si ganas mucho dinero. No hay gente pobre, ya que el Gobierno ayuda mucho a las familias con muchos hijos o que no tienen papá o mamá.
P: ¿Te gusta la cultura japonesa?
R: Sí, la verdad que la cultura japonesa me gusta mucho.
P: Antes de emigrar, jugaste en Vélez Sarsfield. ¿Tenes ganas de volver al fútbol argentino?
R: Sí, ese es mi sueño, aunque sea jugar seis meses en Argentina antes de retirarme. Mi primo, Damián Escudero, está trabajando como representante ahora, así que seguro que me puede ayudar para poder jugar en el fútbol argentino.
P: Lograste la nacionalidad japonesa y jugaste para la Selección. ¿Cómo fue esa experiencia?
P: Eso fue debido a mi papá que trabajó 10 años en la escuela privada porque para poder cambiar la nacionalidad hay muchas reglas: trabajar más de cinco años en la misma compañía; hablar perfecto japonés; no salir de Japón en ese tiempo por más de un mes; escribir en 2000 letras, en un perfecto japonés, las cosas que podes aportar para que Japón mejore si te nacionalizas y por último, leer lo que escribiste y explicarlo perfectamente en japonés. Mi papá había pasado todas las reglas y el club Urawa Reds nos ayudó mucho para poder pedir mi nacionalidad. Se tardó mucho, pero gracias a mi papá y al Urawa, me pude hacer japonés y jugar para la Selección Sub-23 de Japón con futbolistas como Honda, Hosogai, Kagawa, Nagatomo, entre otros. Nunca voy a olvidar lo que mi viejo hizo por mí, daría mi vida por mi viejo.
P: Pasaste por el Chiangmai United de Tailandia, ¿Es muy distinto el estilo de juego? ¿Y el estilo de vida?
R: El estilo de vida es muy parecido a Japón. Es todo muy limpio y muy ordenado. En relación al fútbol, es muy individual y le falta mucho. Es difícil cambiar los pensamientos, pero lo estoy intentando y a mí me gustan muchos lo desafíos. Esta batalla me está costando, pero la voy a ganar y estoy muy enchufado para poder hacerlo de la mejor manera.