Colo-Colo es un equipo especial; rebelde, grande y popular. Es por esto que, en su cumpleaños número 96, es necesario escribir sobre el “gran araucano de sangre altiva y noble corazón”.
En los últimos instantes del presente día y los primeros del siguiente, escribo unas breves palabras sobre el indomable club austral. Un equipo fundado el 19 de abril de 1925 por un grupo de soñadores insumisos que buscaban profesionalizar el balompié con la intención de asegurar y salvaguardar la dignidad de los deportistas.
De la mano de David Arellano, nació el club más ganador de la larga y angosta franja de tierra que es Chile. El conjunto que visibiliza al pueblo Mapuche en su pecho ha cosechado 32 títulos chilenos, 12 Copas Chile, 1 Copa Libertadores, 1 Recopa Sudamericana, 1 Copa Interamericana y 2 Supercopas chilenas. Números inigualables por cualquier otra institución futbolistica chilena.
“Equipos grandes hay muchos. Reconocidos, un montón. Campeones, miles. Queridos, cientos. Pero equipos que representen a los más humildes, a los que menos tienen, a los que más lo necesitan, al verdadero pueblo, solo hay uno”. (Marcelo Pablo Barticciotto sobre Colo-Colo, 2021)}
Entre los nombres grabados en letras doradas del firmamento de la historia “Cacique” se encuentran jugadores inolvidables para el fútbol chileno: David Arellano, Jorge Robledo, Enrique “Cua Cua” Hormazabal, Manuel Muñoz, Carlos Caszely, Francisco Valdés, Daniel Morón, Marcelo Barticciotto, Marcelo Espina, Luis Mena, Claudio Bravo, Justo Villar, Arturo Vidal, Matías Fernández, Esteban Paredes y muchos más. Cada uno irrepetible y significativo.
Pero ¿Por qué se debe escribir sobre Colo-Colo?
Razones hay muchas, pero la más relevante es honrar el pasado, presente y futuro del Club Social y Deportivo Colo-Colo en un año en el que se conmemoran diferentes hitos albos; su nonagésimo sexto aniversario, la conmemoración de los 80 años del equipo de los “invencibles” que en 1941 consiguió campeonar de manera invicta y, sobretodo, la celebración de la obtención de la Copa Libertadores de América de 1991 con el mítico Mirko Jozić a la cabeza.
Debo terminar esta breve nota conmemorativa con una pequeña reflexión. Colo-Colo representa pasión, pundonor, unidad, rebeldía y popularidad. Es en este último punto, tan magullado en los último días, donde reside el valor crucial social y deportivo de este bello deporte. Colo-Colo es lo que es por su osadía, por sus principios y por sus hinchas, al igual que el fútbol en sí mismo. Por ello, sigamos valorando el fútbol de la gente, sigamos valorando el fútbol como deporte y expresión sociológica, sigamos valorando a los clubes que nacen por y para los aficionados como Colo-Colo. Feliz aniversario “Cacique”, a seguir cumpliendo muchos más.